La pareja que abrirá una pulpería cerca de la ruta 2 en el comedor de una fábrica abandonada

El objetivo es inaugurar el parador rutero en Gándara, una localidad cercana a Chascomús.

Gándara es un pueblo deshabitado cercano a la ruta 2, camino a Mar del Plata. Quedó como una localidad fantasma tras el cierre de la fábrica de lácteos que llevaba el mismo nombre.

Sin embargo, aún quedan en la zona personas que intentan darle una nueva vida al pueblo.

Es el caso de Virginia Costa Soto y Sebastián Capiello, una pareja que se quedó sin trabajo durante la pandemia y tomó la decisión de dejar su vida en la localidad de Martínez, partido de San Isidro, para mudarse a este paraje rural.

El plan es abrir una pulpería de campo durante este 2024. El objetivo es concentrar turismo de fin de semana y también ser una parada rutera del viaje a la ruta 2.

En 2020 se convirtieron en padres de León y, meses más tarde, ambos perdieron su trabajo como tripulantes de cabina de una reconocida empresa aeronáutica que se fue del país.

Entonces Virginia, nacida en Chascomús, pensó en este paraje que había visitado varias veces durante su infancia.

Gándara nació en 1823, cuando Domingo Leonardo de la Gándara compró las tierras que dieron origen al paraje. Antes de su muerte, el propietario transmitió los lotes a sus hijos para la creación de la estación de tren, la escuela, un monasterio, almacenes, pulperías y una empresa homónima de productos lácteos.

La fábrica fue el motor del crecimiento de Gándara, convirtiéndose en una de las empresas lácteas más importante de Argentina y llegando a abastecer un 25% del consumo total de leche del país. Asimismo, sus productos fueron exportados a Estados Unidos, Italia, Arabia, Israel, México y Brasil.

Aún muchos visitantes recuerdan con nostalgia este pueblo por el que pasaban cada verano camino la costa atlántica. Durante la década de los 80, Gándara era una parada casi obligatoria para los turistas que podían disfrutar de manera gratuita muestras de dulce de leche o yogurt.

Gándara era un pueblo lleno de vida, con reuniones, fiestas y, sobre todo, trabajo. Sin embargo, sus días gloriosos llegaron a su fin cuando en 2007 la empresa cerró sus puertas y cientos de trabajadores quedaron en la calle.

La pareja heredó una casa de campo en el pueblo y ya se pusieron manos a la obra. La idea es tener productos elaborados por cocineros de la zona y ya adquirieron la máquina de café para ofrecer esa infusión a los viajeros y turistas.

Actualmente, Gándara cuenta con tan solo 20 familias, muchas de ellas que quedaron a vivir allí luego del cierre de la empresa. Durante los fines de semana ciclistas, motoqueros, grupos acompañados por guías turísticos y hasta youtubers e influencers amantes de los pueblos abandonados se acercan a visitar la fábrica, el emblemático monasterio y la bellísima estación de trenes que se mantiene bien conservada.

Allí, la pareja vio la oportunidad y se lanzó con el emprendimiento.


Author: Martina

Comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.