Las panaderías de Saladillo, un pueblo de la llanura bonaerense, están de fiesta. Unos 13 comercios de la localidad ya están cocinando más de 13.000 galletas de piso, que se venderán durante la fiesta que realizará los próximos días 6 y 7 de abril.
La cuarta edición de la Fiesta de la Galleta de Piso reúne a panaderos, emprendedores, artesanos e industrias locales en un gran festejo que celebra la historia de este tradicional pan, que se cocina en la ciudad desde hace más de 100 años.
En la fiesta, el municipio les otorga galletas de piso a 23 instituciones que estarán participando y cada una presenta un menú acompañado por la galleta, como bondiola braseada, bondiola al disco, lechón desmenuzado, pollo al verdeo o alguna buschetta.
Durante el fin de semana, habrá food trucks, actividades culturales talleres de danza intercaladas con bandas locales y el cierre con el artista local Carlos Ramón Fernández.
La galleta de piso es redonda y con un diámetro que puede llegar a los 20 centímetros. Se trata del último pan que se tira en el horno. Se creó hace más de un siglo cuando la familia Onis, cuya panadería La Estrella -fundada en 1912-, envió una lata de galletas por barco hasta Milán Italia, para participar de una competencia donde obtuvo el Primer Premio.
Desde entonces la receta de la galleta se fue difundiendo por el pueblo hasta transformarse hoy en uno de los íconos de Saladillo, que homenajea a aquella medalla que aún se puede ver en la cuidad.
Con el fin de preservar la tradición muchas panaderías de la ciudad siguieron fabricando la famosa galleta de piso, incluso en los tradicionales hornos a leña.
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