El flan es uno de los postres más queridos de la gastronomía argentina y una constante en las mesas familiares y bodegones. Su simplicidad y sabor lo convierten en un plato infaltable, ya sea servido con dulce de leche, crema o ambos, en el popular “mixto”.
Sin embargo, una pregunta divide a los amantes de este clásico: ¿el flan debe tener o no agujeritos?
Detrás de esta aparente simpleza, se esconde un debate apasionado. Mientras algunos prefieren el flan liso y cremoso, sin imperfecciones en su textura, otros defienden a capa y espada el flan con esos característicos agujeritos, que para ellos representan autenticidad y un resultado casero inconfundible.
En términos simples, los agujeritos en el flan se producen cuando el aire contenido en la mezcla se expande durante la cocción, formando burbujas que quedan atrapadas en la textura final del postre.
Este fenómeno ocurre principalmente si la temperatura de cocción es elevada o si la mezcla se bate con intensidad antes de hornear. Aunque técnicamente podría considerarse una “imperfección” en la textura, para muchos es una marca de identidad del flan casero, alejado de la perfección industrial.
Además, los agujeritos le aportan una textura más aireada y ligera, que algunos encuentran más placentera al combinarse con el caramelo y los acompañamientos.
Por otro lado, el flan sin agujeritos tiene sus propios fanáticos. Para lograrlo, se necesita un control más preciso en la preparación: desde evitar batir demasiado la mezcla hasta cocinarlo a baja temperatura y siempre a baño María.
El resultado es un flan cremoso, con una textura lisa y uniforme que muchos consideran más refinada. Además, al no tener burbujas de aire, el flan se siente más suave y firme en boca.
La presencia o ausencia de agujeritos está directamente relacionada con tres factores principales: la mezcla, la temperatura y la técnica de cocción.
#. Mezcla: si batís los huevos, la leche y el azúcar con mucha energía, incorporarás aire a la preparación, lo que aumentará las probabilidades de que se formen agujeritos. Para evitarlo, es mejor mezclar suavemente, sólo hasta integrar los ingredientes.
#. Temperatura: una cocción a fuego alto puede hacer que el flan hierva y burbujee, favoreciendo la formación de agujeritos. En cambio, una cocción lenta y controlada permite que la mezcla se cocine de manera uniforme, resultando en un flan liso.
#. Baño María: cocinar el flan a baño María es fundamental para obtener una textura uniforme. El agua actúa como regulador de temperatura, evitando que el calor sea demasiado intenso. Asegurate de que el agua no llegue a hervir; si lo hace, bajá el fuego o añadí un poco de agua fría.
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