El omakase es una experiencia gastronómica japonesa en la que el comensal deja en manos del chef la selección de los platos.
La palabra significa “confiar” o “ponerse en manos de” y refleja una tradición en la que el itamae, el maestro sushi, prepara un menú degustación según la disponibilidad de ingredientes y su propia inspiración.
En Buenos Aires, el crecimiento de los restaurantes de omakase ha sido notable en los últimos años, impulsado por una mayor apreciación de la cocina japonesa auténtica y la búsqueda de experiencias gastronómicas exclusivas.
Si bien hace una década era una rareza, hoy existen propuestas que van desde barras de sushi tradicionales hasta versiones más modernas que incorporan ingredientes locales.
La combinación de productos premium, técnicas precisas y un servicio cercano al cliente ha consolidado a estos restaurantes como una alternativa a los menús convencionales.
Es el caso de Maru un nuevo omakase, en este caso a puertas cerradas, ubicado en el barrio porteño de Palermo. La dirección se la dan a los comensales una vez que reservan. Tiene espacio para 12 personas por turno de martes a sábado de 20 a 22.
En el menú pueden ofrecer desde anchoa de banco, nigiri de calamar y la anguila que se sirve cocida por ser un pescado más grasoso.
Pero el plato más llamativo en este omakase es la panopea. Se trata de un molusco bivalvo de gran tamaño, también conocido como geoduck, que habita en fondos arenosos de aguas frías.
Su aspecto fálico es inconfundible: posee una concha pequeña en comparación con su largo sifón carnoso, que puede extenderse varios centímetros fuera del caparazón. Originaria de la costa del Pacífico, es muy apreciada en la gastronomía asiática, especialmente en la cocina japonesa y china, donde se valora su textura firme y su sabor dulce y delicado.
Una de las formas más tradicionales de servirlo es como sashimi, donde se corta en finas láminas y se presenta cruda, acompañada de un toque de wasabi y salsa de soja ligera. Su carne crujiente y ligeramente dulce se disfruta mejor cuando se sirve fresca y a la temperatura adecuada, lo que permite apreciar su pureza y calidad.
Otra preparación común en los omakases es la panopea ligeramente sellada o flameada, una técnica que potencia su umami y le aporta una capa de complejidad al sabor.
En la Argentina, la panopea abunda al sur de Las Grutas, en la provincia de Río Negro.
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