En Buenos Aires hay rincones que no se resignan al olvido. Espacios que, por su historia y su peso en la memoria colectiva, se resisten a desaparecer del mapa.
Uno de ellos es el Tokio Bar, un clásico del barrio de Villa Santa Rita que, tras haber cerrado sus puertas en octubre de 2023, arrancó una nueva etapa, impulsado por una historia de familia, afecto y tradición.
Ubicado en la esquina de Álvarez Jonte y el pasaje Tokio, este café abrió sus puertas en 1930 y fue durante décadas una parada infaltable para vecinos, artistas y parroquianos del barrio.
Jesús Feas Albor, un inmigrante trabajador, llegó al bar en los años 50 como lavacopas y, con el tiempo, logró convertirse en su único dueño. Mantuvo el negocio en pie durante más de medio siglo, hasta que en 2002 decidió desprenderse del local. Falleció dos años después, sin saber que su legado iba a tener una segunda vida.
Ese legado lo tomó su hijo, Miguel Ángel Feas, que durante años no se animó ni siquiera a cruzar la puerta del bar donde había crecido. Pero el deseo de recuperar aquella esquina cargada de recuerdos fue más fuerte.
En ese momento, convocó a Martín Conte, un excompañero de trabajo y actual emprendedor gastronómico, con quien se propusieron devolverle al Tokio su lugar en el entramado gastronómico porteño.
La restauración fue minuciosa. Se pulieron los pisos originales de calcáreo, se convocó al fileteador Gustavo Ferrari para intervenir los vidrios de la fachada y se restauró una réplica de El triunfo de Baco —también conocido como Los borrachos—, el célebre cuadro de Diego Velázquez. Todo con el objetivo de equilibrar lo antiguo y lo nuevo, con respeto por la identidad original del café.
El menú también acompaña ese espíritu. Hay platos clásicos de bodegón, desde milanesas hasta albóndigas con puré, pasando por papas fritas bien caseras. No faltan los platitos para picar, pensados para maridar con vermut, vino o cerveza, y mozos de los de antes, que saben cuándo acercarse y cuándo dejar conversar.
Como muchos de los Bares Notables de la ciudad, forma parte del alma urbana, y su reapertura es también una señal de esperanza para quienes creen en la fuerza de la memoria, la comunidad y la buena mesa.
Entre los que pasaron por allí alguna vez se cuentan figuras como Diego Maradona, Pappo y el Polaco Goyeneche. Pero, por sobre todo, es un bar de barrio. Y ahora, vuelve a estar vivo.
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