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Los restaurantes empiezan a achicar las porciones de sus menús para las personas que tratan su obesidad con Ozempic

En Nueva York, cada vez más locales ofrecen platos más chicos para quienes se tratan con medicamentos que reducen el apetito.

En los últimos años, los medicamentos basados en GLP-1, como Ozempic, Wegovy o Zepbound, revolucionaron la manera en que muchas personas pierden peso.

Su capacidad para reducir el apetito cambió la vida de millones, pero también comenzó a transformar el negocio gastronómico. Ante un público que se sacia con apenas unos bocados, varios restaurantes en Estados Unidos están adaptando su oferta con propuestas más pequeñas, incluso rebautizando estas opciones como “menús Ozempic”.

La lógica es simple: quienes utilizan este tipo de fármacos —originalmente diseñados para la diabetes tipo 2 y luego aprobados para la obesidad— suelen sentirse llenos con rapidez y deben comer porciones reducidas para evitar molestias como náuseas o vómitos.

Esto llevó a locales como Clinton Hall, una cadena neoyorquina famosa por sus hamburguesas y cervezas de gran tamaño, a presentar un combo mini: una hamburguesa de 57 gramos, 42 gramos de papas fritas y una bebida pequeña, todo por u$s 8.

“El número de clientes que usan GLP-1 creció muchísimo en el último año y medio. No podíamos ignorarlo”, explicó su director de Marketing, Greg Mecane en The New York Times.

Platos más chicos también es menos desperdicio

El fenómeno no es aislado. En Tucci, un restaurante italiano en el corazón de Manhattan, ahora se pueden pedir albóndigas gourmet en formato individual. Para su propietario, Max Tucci, la medida también ayuda a reducir el desperdicio de comida, un problema que, según datos recientes, afecta hasta al 40% de lo que se sirve en restaurantes.

Esta tendencia ha llegado tanto a bares como a establecimientos de alta gama. Back Bar, en el Hotel Eventi de Midtown, en Nueva York, incorporó martinis a media medida pensando en quienes, por el efecto de estos medicamentos, también han reducido su consumo de alcohol.

En Chelsea, Lulla ofrece una caja de aperitivos para compartir que incluye desde aceitunas hasta focaccia casera, mientras que en Londres, Otto’s estrenó un “menú para uno, pequeño apetito” que condensa un sofisticado menú degustación en raciones más discretas.

El menú, que cuesta 240 libras (unos 325 dólares) por persona, incluye vieiras, foie gras sellado, langosta escocesa, pollo supremo de Bresse y helado de coco.

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