Comer en Villa Crespo: guía actualizada de parrillas, bodegones, cocina de Medio Oriente y nuevas propuestas para picotear
Un barrio que crece con variadas opciones para almorzar, cenar o merendar. Recomendaciones para todos los gustos.

Villa Crespo nació a fines del siglo XIX como un barrio obrero, forjado alrededor de la Fábrica Nacional de Calzado y otras industrias que atrajeron a inmigrantes españoles, italianos y especialmente de la comunidad judía de Europa Oriental y Medio Oriente.
Ubicado junto a Palermo pero con una identidad propia, creció con calles tranquilas, casas bajas y una fuerte vida comunitaria.
Su nombre homenajea a Antonio F. Crespo, intendente de Buenos Aires entre 1887 y 1888, y su historia está atravesada por el trabajo, el tango y la mezcla cultural que caracteriza a la ciudad.
Con el paso de las décadas, Villa Crespo mantuvo su espíritu de barrio, aunque en los últimos años se revitalizó con un movimiento joven que convive con sus raíces. El tango sigue vivo en espacios históricos, mientras que las viejas casas chorizo y los galpones reciclados se transformaron en ateliers, bares y restaurantes.
En lo gastronómico, Villa Crespo es un cruce de mundos. Allí conviven bodegones de toda la vida con propuestas de autor, parrillas que perfuman las veredas con aroma a carbón y locales de cocina armenia, judía y sirio-libanesa que hablan de su herencia inmigrante.
Va entonces este recorrido caprichoso con propuestas y cocinas para todos los gustos.

Un clásico de Villa Crespo, conocido por su excelente comida armenia y por las largas filas para entrar al salón. Los platos emblemáticos salen siempre igual de ricos y hay que cerrar la cena con la Copa Sarkis, un canto a la desmesura ideal para compartir entre golosos. También se puede pedir para llevar. Thames 1101.

No hay turnos que alcancen para satisfacer la demanda que generó esta tintorería convertida en restaurante japonés por Fabián Yafuso. Se comen los mejores pescados y platos nipones de Buenos Aires alrededor de la barra. Juan Ramírez de Velasco 399.
Los Chanchitos. Un lugar ideal para disfrutar de una buena parrilla argentina con carne de excelente calidad y platos abundantes. Otro clásico del barrio que se convirtió en cooperativa y es administrado por sus trabajadores. Ángel Gallardo 601.

Comida típica judía, para hacerle honor al barrio, con las preparaciones clásicas ejecutadas con sabiduría: pastrami, knishes, varenikes, borscht, cholent. Vera 1001.

Cocina vegetariana de calidad en un restaurante con un jardín frondoso, ideal para disfrutar de platos latinos e internacionales. Dos años consecutivos recomendado por la Guía Michelin. Loyola 1250.

Otro rincón emblemático de Villa Crespo: cafetería con opciones de comida fusión y ambiente agradable. Serrano 789.

Una de las barras más emblemáticas de Buenos Aires, protagonista de un local “escondido” detrás de una puerta de madera: fue uno de los primeros speakeasy de la ciudad. Amplia carta de tragos, platos bien logrados y ambiente agradable ahora comandado en formato cooperativa. Thames 878.
La Esperanza de los Ascurra. Un bar de tapas con una propuesta platos de estilo español para acompañar con las clásicas cañas de cerveza, ideal para juntarse con amigos. Aguirre 526.

El sueño cumplido de Natalia Demirdjian, hija y nieta de mujeres armenias de quienes aprendió los secretos de la cocina ancestral de esa región. Los clásicos salen impecables. Gurruchaga 1088.

El menú es amplio e incluye recetas de diferentes regiones de China, con ese distintivo equilibrio entre frescura e intensidad y el juego de sensaciones dulces, agrias y picantes que caracteriza a la gastronomía asiática. Loyola 851.
Mercat Villa Crespo. Un espacio con ofertas de cocina asiática y actividades variadas programadas para todos los fines de semana. Thames 747.
Anchoíta. El proyecto del multifacético Enrique Piñeyro que logró generar demanda masiva de reservas a partir de una propuesta de calidad a precios razonables. Juan Ramírez de Velasco 1520.

El restaurante de Julio Báez está sin dudas entre los mejores de la ciudad, alta cocina ejecutada con maestría y opciones sofisticadas con lo mejor del Mar Argentino. El plato más fotografiado: calamar con pesto blanco de yogur y esa textura inolvidable de palta. Loyola 807.

El bodegón que ahora comanda María del Carmen Rizzo, sin la compañía de su hermana Teresa, fallecida en abril pasado. Platos económicos de cocina casera, como sólo nuestras abuelas pueden elaborar. Rojas 2050.

La esquina motorizada por Atelier Fuerza ofrece 10 sándwiches contundentes. Las fritas que acompañan son riquísimas. Opciones recomendadas: pastrón, pollo frito picante, bondiola braseada. Jufré y Julián Álvarez.

La parrilla que se destaca por sus cortes de waygu, un producto que trabajan con esmero y cuya grasa se usa para freír sus papas fritas, que son emblemáticas. Rojas 1600.

La cantina de Atlanta es de los mejores bodegones que funcionan en clubes de Buenos Aires. Platos abundantes a buen precio, una fórmula que no falla. Humboldt 540.
Don Zoilo. Parrilla ya clásica que se ubica entre las más recomendadas de la ciudad, con carnes de calidad para compartir. Los cortes más pedidos: asado de tira, ojo de bife madurado, mollejas, y un clásico de la casa, la provoleta Don Zoilo, que viene ahumada, con jamón, pimentón, albahaca, ajo y oliva. Honorio Pueyrredón y Luis Viale.

Funciona desde 2024 y es una de las aperturas más sólidas de los últimos años. Destacado por la Guía Michelin 2025, tientan mucho con platos como su mapo de setas de cardo y batatas o las mollejas a las brasas para la entrada. Actualmente, entre los principales, se destacan el pollo con hongos, papas dauphine y berro o los ñoquis de ricota, crema de topinambur y hongos. Muñecas 775.
Gordo Chanta

A sus pizzas y buena carta de vinos ahora le suma otras propuestas, ideales para picar. Por ejemplo, el pancho de langostinos que sale en un pan brioche casero o el okonomirosti, un panqueque de repollo y papa, mayo kewpie, salsa okonomi, katsuobushi. Juan Ramírez de Velasco 1200.

El proyecto de Julián Galende, que ya luce una estrella verde de la Guía Michelin, es una gran propuesta para los amantes de la cocina circular. Aguirre 949.

Otro lugar perfecto para esa juntada tranqui con amigos para pedir platitos y probar diferentes sabores en una misma comida. Beláustegui 396.
Author: Martina
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