En el mundo de las tapas españolas, pocas preparaciones son tan reconocibles como las gildas y las banderillas. Aunque ambas comparten la misma lógica de ser ingredientes en conserva enfilados en un palillo o escarbadientes, tienen orígenes distintos y características propias.
La gilda nació en San Sebastián en la década de 1940. Se considera el primer pintxo moderno y debe su nombre a la película Gilda de Rita Hayworth, porque, al igual que el personaje, es “verde, salada y un poco picante”.
Su composición es invariable: una guindilla (un chile) en vinagre, una aceituna verde y una anchoa salada. Tres elementos que, combinados, ofrecen un bocado intenso, directo y pensado para acompañar con un vaso de vermut o un txakoli (chacolí).
Las banderillas, en cambio, se desarrollaron como una variante más libre y extendida por toda España. Su nombre alude a las banderillas del toreo, por el aspecto colorido y alargado.
A diferencia de la gilda, no tienen una receta fija: pueden llevar aceitunas, pepinillos, cebollitas en vinagre, pimientos, trozos de queso o incluso mariscos en conserva. Esa variedad las volvió un clásico en barras y vermuterías de todo el país.
En resumen, la gilda es un pintxo vasco con una fórmula cerrada y una identidad muy marcada, mientras que la banderilla funciona como un formato abierto, adaptable a distintos gustos y regiones.
Ambas representan una misma tradición: la de acompañar la bebida con pequeños bocados sabrosos, fáciles de repetir y siempre listos en la barra de un bar.
El histórico bar céntrico recibe al chef Pablo Fridman para generar una propuesta única de…
Primera edición de Focacciamo, una colaboración entre la panadería platense La Espelta y el market…
Hubo dos Master nacionales, 19 de medallas de oro, 22 de plata y 2 de…
Bar Leone ofrece su plato emblema en una focaccia con mascarpone, ricota, aceitunas y chiles…
Jefferson Rueda, de A Casa do Porco, visita el país para traer sus platos más…
Se trata de la marca Los Meleros, un producto orgánico del que no se pueden…