9 propuestas de crème brûlée para disfrutar las diferentes variedades de un clásico, incluso en versiones saladas
Recomendaciones para probar este postre emblemático de la repostería francesa.

La crème brûlée, también conocida como crema quemada, es uno de los postres más elegantes y clásicos de la repostería francesa. Consiste en una base de crema pastelera suave, generalmente saborizada con vainilla, que se corona con una capa de azúcar caramelizado y crocante.
Si bien su nombre es francés, su origen es debatido: algunas versiones lo sitúan en Francia en el siglo XVII, mientras que otras lo vinculan con el Trinity cream de Inglaterra o incluso con una receta catalana muy similar llamada crema catalana.
La primera receta documentada con el nombre crème brûlée apareció en 1691 en el libro del chef francés François Massialot, cocinero de la corte de Felipe I, duque de Orleans. Sin embargo, el postre cayó en el olvido durante siglos y fue rescatado recién en la década del 70 por chefs de la nouvelle cuisine, que lo volvieron a poner de moda en cartas de restaurantes de alta gama.
El Día de la Crème Brûlée se celebra cada 27 de julio como una forma de rendir homenaje a esta joya de la pastelería internacional. En Buenos Aires hay opciones tradicionales y otras que lo reversionan con dulce de leche, frutas y hasta opciones saladas.

Aquí, la crème brûlée es ese broche elegante que termina la cena. Cremosa, suave, con una capa finísima de caramelo crujiente y un plus de frutas frescas de estación (en invierno, frutillas jugosas), aporta ese balance justo entre dulzor, acidez y textura que conquista desde la primera cucharada.
Gorriti 3856, Palermo.

En su encantador local de Martínez, L’Atelier Bistró ofrece dos versiones de crème brûlée que combinan técnica francesa y sello personal. Como entrada, hay una variante salada con queso morbier, cebolla glaseada y peras. Para el cierre, la versión clásica de vainilla con crocante de azúcar quemada, servida en ramekin y acompañada por galletitas sablé caseras.
Av. del Libertador 14520, Martínez.

Para quienes buscan un final dulce y distinto, La Pescadorita ofrece su versión criolla de la clásica crème brûlée. A la receta tradicional le suman dulce de leche Chimbote como base, que le aporta una cremosidad envolvente y un sabor profundamente argentino. La preparación incluye leche de coco, huevos, azúcar y vainilla, y se finaliza con una fina capa de azúcar quemada.
Humboldt 1905, Palermo.

Mondongo & Coliflor reinterpreta la crème brûlée con un toque local: mermelada casera de frutilla, crema de vainilla suave y crocante de azúcar quemada.
Del Barco Centenera 1698, Parque Chacabuco.

Para el momento dulce, la carta exhibe su versión de la crème brûlée, que a la receta tradicional le suma naranja y una selección de haba tonka rallada -una semilla de origen amazónica oscura, de textura arrugada- para perfumar la preparación y aportar un sabor avainillado.
Rojas 1600, Villa Crespo.

En Granero, la crème brûlée de banana sale del molde y propone una versión con varias capas de sabor. La base se prepara con banana asada cocida al horno junto a miel y manteca, tapada con papel aluminio para conservar la humedad y concentrar el dulzor. Por encima, una costra crocante de azúcar caramelizada aporta contraste. El postre se sirve con helado artesanal de dulce de leche, una lámina de chocolate y cascaritas de limón en almíbar.
Olivares 190, Rincón de Milberg, Tigre.

Entre sus postres, aquí se destaca la crème brûlée de dulce de leche, una versión que combina técnica francesa con producto argentino. Se sirve en cazuela de cerámica, con superficie crocante y frutos secos tostados.
Crisólogo Larralde 1716, Núñez.

Aquí ofrecen la crème brûlée de choclo se gana su lugar como una opción fuera de lo común. Esta versión, vegetariana y sin gluten, presenta una base cremosa de maíz, flambeada con azúcar y terminada con choclo caramelizado.
Av del Libertador 6327, Belgrano.

Dentro de su oferta de postres, la crème brûlée resalta en la selección propuesta en la carta. Es preparada con crema infusionada con vainilla natural, yemas y azúcar, cocida a baja temperatura hasta alcanzar una textura cremosa y ligera, para luego enfriarse y terminar con una capa de azúcar quemada con soplete.
Juan Díaz de Solís 2398, Olivos.
Author: Cucinare
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