Reabrió La Academia, el bar notable que funcionará las 24 horas en otro local mítico del Centro porteño
junio 19, 2025
El renovado proyecto ofrece pool, ping pong y metegol en el espacio donde funcionaba el restaurante Pipo.

Una mañana de febrero de 2025, las persianas bajas y el silencio sorprendió a los habitués de La Academia, el bar que durante décadas fue refugio de muchos porteños que transitan el Centro. Ubicado en Callao 368 desde su fundación, parecía inamovible, hasta que un cierre repentino llenó de incertidumbre a sus fieles.
Sin embargo, no fue una despedida definitiva. Tras una breve pausa, el mítico Bar Notable reabrió en una nueva dirección: Montevideo 341, a metros de avenida Corrientes. En ese local, funcionó hasta hace poco otro clásico nacional: el restaurante Pipo. La nueva versión de La Academia estará abierta las 24 horas.
Fundado en 1930, La Academia es mucho más que un bar: es parte del ADN porteño. El espíritu del lugar sigue intacta gracias a la familia López, que lo sostiene desde los años 70, cuando Luis —padre del actual dueño, Roberto— tomó las riendas del negocio.
En aquella primera etapa, el local reunía a fanáticos del ajedrez, el dominó, las cartas y el billar, con mesas de pool, metegol y ping pong que hoy reaparecen en su nueva sede, donde la tradición continúa.

Por sus mesas pasaron nombres fundamentales de la cultura y la política argentina. De Enrique Santos Discépolo a Tita Merello, de Troilo a Goyeneche, de Pugliese a Calamaro, pasando por Balbín, Olmedo y Pappo. La Academia fue y es un punto de encuentro para distintas generaciones, una suerte de templo laico donde se entrecruzan el arte, la charla y el juego.
El nuevo espacio conserva buena parte de la estética original: la puerta vidriada, los filetes porteños en los vitrales, los colores de las paredes y hasta el diseño del piso.
Entre los juegos, los libros y una carta llena de clásicos
Con 600 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, el bar mantiene su espíritu lúdico: hay cinco mesas de pool profesional, dos de billar, una de ping pong y otra de metegol. También se mantienen las mesas de ajedrez, con relojes de precisión disponibles para quienes quieran jugar partidas serias.

Para quienes deseen usarlas, el préstamo de los juegos no tiene costo si se realiza alguna consumición, aunque también pueden alquilarse por hora: el pool cuesta $ 16.000, el billar $ 20.000, el ping pong $ 15.000 y el metegol $ 12.000, todos con una bebida incluida.
En esta nueva etapa, La Academia no sólo recuperó a sus clientes históricos —jubilados, habitués del centro, fanáticos del ajedrez—, sino que atrajo a una nueva generación. Jóvenes estudiantes, trabajadores y turistas curiosos se mezclan con los parroquianos de siempre.
Algunos llegan por la noche buscando un café y una charla tranquila, otros se acercan en grupos para jugar al pool o al ping pong, y no faltan quienes simplemente buscan un rincón silencioso donde leer. Para eso también están los libros que se pueden tomar prestados, una vitrina con ejemplares dedicados al bar, y una vieja máquina de escribir que recuerda que este lugar tiene alma de biblioteca.
La carta combina platos tradicionales de bodegón con opciones más actuales para acompañar el café o la cerveza. Hay sándwiches clásicos como el de jamón crudo y queso, milanesas con papas fritas, hamburguesas caseras, picadas completas, y minutas como tortilla de papas o revueltos Gramajo.
También ofrecen medialunas, tostados, tartas y tortas, ideales para quienes se acercan por un desayuno o merienda.
Author: Cucinare
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