El barómetro aún no se manifiesta, pero en pocos días más vendrán los días primaverales, las ganas de estar al aire libre y el deseo de comer algo refrescante y ligero. Por eso pocas cosas son más adecuadas que un gazpacho. ¿Te suena? Detrás de ese nombre tan fuerte se encuentra una modesta sopa de hortalizas de origen español, casi más andaluz como el flamenco, cuyo ingrediente principal es el tomate.
Esta sopa la tomaban (y lo siguen haciendo) los labradores de las huertas del sur de España, que restauraban sus fuerzas luego de una calurosa jornada de trabajo con esta mezcla procesada de tomates maduros, pepino, pimiento verde, ajo, aceite de oliva, un chorrito de vinagre y sal. Lleva un acompañamiento de dados de pan, trocitos de tomate, huevo, cebolla picada y pimientos.
Nadie mejor que Gregorio Marañón, poeta, médico y gourmet, para darle el auténtico valor a esta sopa de hortalizas. Al respecto dice en su libro “El Alma de España”, que “la vanidad de la mente humana venía considerando al gazpacho como una especie de refresco para pobres, más o menos grato al paladar, pero desprovisto de propiedades alimenticias. Las gentes doctas de hace decenios maravillábanse de que con un plato tan liviano pudieran los segadores afanarse durante tantas horas de trabajo al sol canicular (…) En la misma Andalucía hay numerosas variedades del gazpacho: el de Sevilla difiere del de Cádiz, del cordobés o del granadino, y aún dentro de cada región o ciudad pueden gustarse gazpachos diversos, a veces sólo diferenciables por un leve matiz”.
La palabra gazpacho, curiosa por demás, viene del término latino “caspa”, que significa “restos” o “menudencias” (esta sopa se hacía originalmente con sobras), término que también hace referencia a la “caspa” que cae del cabello, imagen poco estimulante para el apetito… Para aquellos usuarios que se animen a sacar la licuadora, Cucinare les comparte esta receta:
Ingredientes
½ k de tomates maduros
100 g de morrones rojos
150 g de pepinos
Una cebolla mediana
Un diente de ajo
3 rebanadas de pan lactal viejo
¼ taza de aceite de oliva
Una cda de vinagre de vino (aunque un poco de Jerez no queda nada mal)
Sal y pimienta, a gusto
Procedimiento
#1. Poner todos los ingredientes en una licuadora y molerlos bien hasta que quede fino y líquido (se le puede agregar agua para hacerlo más líquido, si se prefiere).
#2. Guardar en la heladera y servir bien frío (se puede agregar cubitos de hielo a gusto de cada uno).
¿Dónde se puede tomar un buen gazpacho en Buenos Aires? Afirma Emilio Garip, titular de Oviedo: “A partir de noviembre arrancamos con el gazpacho, y lo incluimos en la carta de verano en 1998, cuando vino el director de una escuela de cocina de la Cósnula, escuela de cocina de Málaga. Es una preparación realmente sublime”. Otra opción es el clásico Plaza Mayor (tampoco está siempre en carta), de Federico Yabhes, o El Burladero, de los hermanos Waisman.
¿Te gusta el gazpacho?
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