Se llamaban buchette de vino (ventanas de vino, en italiano), y fueron creadas en la Edad Media durante la peste negra que asoló Europa, con el objetivo de poder seguir vendiendo copas de vino sin riesgo de contagiarse la peste bubónica.
Para los italianos de la época, tomar una copa de alguna bebida con alcohol era un buen remedio para curar los humores de la peste, el problema era que el distanciamiento social se respetaba a rajatabla, porque no respetarlo era sinónimo de una muerte segura. Muy lejos en el tiempo, pero con muchas coincidencias por las razones, el mismo método está reviviendo en Europa, a partir de las consecuencias de la pandemia del coronavirus.
Los comerciantes de vino, antecesores de las tabernas, fueron los creadores de esta ingeniosa manera de vender vino en copa sin estar en contacto con sus clientes: a través de pequeñas ventanas, como se estilaba construirlas en esos tiempos para evitar que las casas se enfriaran demasiado en invierno, al ser muy costosa la leña.
Estas ventanas de vino aparecieron en Toscana (centro de Italia) en el siglo XVII y, una vez que los europeos se liberaron de la peste, quedaron en desuso hasta ahora, que se volvieron a poner de moda.
“Últimamente, algunos emprendedores de Florentine Wine Window han retrocedido el tiempo y están utilizando su wine window para vender copas de vino, tazas de café, bebidas, sándwiches y helados, ¡todo libre de gérmenes, sin contacto!”, explicaron en la asociación toscana.
Matteo Faglia, presidente de la Florentine Wine Window Assocation, explica que en la Edad Media “la gente podía llamar en las pequeñas persianas de madera y llenar sus botellas directamente de las familias Antinori, Frescobaldi y Ricasoli, que todavía producen algunos de los vinos más conocidos de Italia”.
La asociación está relevando dónde están estas ventanas históricas que sobrevivieron al paso de los siglos, como un atractivo turístico más de la ciudad de Florencia y de las de toda la región.
“Queremos poner una placa en todas las ventanas de vino, ya que las personas tienden a respetarlos más cuando comprenden lo que son y su historia”, explicó Faglia.
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