Calificados whiskies single malt, oportos, brandy, champagne y vinos franceses. En el imaginario colectivo, eso es lo que la gente imagina que consume y produce la realeza. ¿Qué menos aristocrático que esas bebidas suntuarias?
Sin embargo, la reina Isabel II se ha vuelto productora de cerveza, bebida plebeya por excelencia. Por supuesto, la nonagenaria monarca no participa activamente del negocio ni tampoco pone en la etiqueta el nombre o el rostro, ya que la imagen quedará a cargo de una liebre y un faisán…
Pero la cerveza está elaborada dentro de propiedad real, sita en Norfolk. A nadie debería sorprender la naturaleza del negocio, porque el año pasado lanzó su propio gin.
La cebada es orgánica y se cultiva en los terrenos de la Reina, Sandringham House, en el corazón de la finca rural de 20.000 acres, que es donde la familia real se reúne tradicionalmente para celebrar la Navidad. Este fue el hogar de cuatro generaciones de monarcas británicos, desde 1862, y es una de las dos residencias privadas utilizadas por la Reina.
La cerveza será comercializada en el negocio de souvenirs que hay en Sandringham a un valor equivalente a u$s 5,50 por botella de 500 ml. Las cervezas vienen en dos variedades: una tradicional inglesa, amarga, filtrada en frío y con un tenor alcohólico de 4,3%, y una Golden IPA más fuerte, de 5% de graduación alcohólica.
Para reforzar el concepto de que se trata de una cerveza real, un cartel en la puerta del negocio afirma que ambas cervezas se producen utilizando cebada orgánica Laureate Spring, cosechada en la propiedad real, y agua cristalina extraída de un pozo de perforación cercano.
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