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Albóndigas: 7 errores que hay que evitar al prepararlas

Hay que saber elegir el tipo de carne, los condimentos adecuados y realizar una cocción perfecta.

Cuando la temperatura baja y el invierno empieza a acercarse, crece la posibilidad de comer platos suculentos, como unas ricas albóndigas. Pero no se trata de soplar y hacer botellas, o en este caso, amasar simples pelotitas de carne, porque preparar unas buenas albóndigas requiere de cierta técnica.

Durante mucho tiempo, se pensó que las albóndigas tuvieron sus orígenes en Suecia; de hecho, los escandinavos están muy orgullosos de sus kottbullar. Pero recientemente se descubrió que tomaron contacto con la receta original durante una expedición comercial a Turquía durante una expedición ordenada por el rey Carlos XII de Suecia, a principios del siglo XVIII. Nada más cierto que la gastronomía es una serie de intercambios y préstamos.

Dicho esto, Cucinare te cuenta cuáles son algunos de los principales errores que hacen que las albóndigas, en vez se salir humectadas y turgentes, te queden secas como falafel, error que cometen muchos iniciados en la cocina:

#. Carne magra, no. Si pensás que la carne tiene que ser 100% magra, te vas a encontrar con un bodoque de cemento. Las albóndigas, al igual que las hamburguesas, tienen que tener una buena proporción de grasa, un 25%, aproximadamente.

#. Picado fino, no. Si la carne se pica muy fina, queda extremadamente apelmazada, y por ende muy dura. Si tenés un carnicero amigo, basta con que la pase por la máquina una sola vez. Y cuando hagas la mezcla, amasala a conciencia.

#. Miga de pan duro, no. Sí, la miga es indispensable. Pero si podés evitar la miga de pan duro, del día anterior, mejor. Lo ideal es emplear la miga del pan lactal, que absorbe muy bien la leche.

#. Tacaño con los condimentos, no. Conviene ser generoso con la sal y la pimienta. Y si tenés pimienta de Cayena, que aporta una traza de dulzor, tanto mejor. Hay quien le agrega una pizca de curry. No puede faltar un poco de ajo picado fino, ají molido y perejil, mucho perejil.

#. Demasiado huevo, no. Para amalgamar, suele alcanzar con un huevo por kilo de carne, más aún cuando hay miga de pan con leche. Recordá que estás haciendo albóndigas, y no una tortilla.

#. Fritura previa breve. Es indispensable, en una sartén con aceite, a mucha temperatura para que queden doradas. Ojo, la fritura tiene que ser breve, a riesgo de secarle en exceso.

#. Aguachenta, no. En la salsa está la otra mitad del plato. Una buena salsa es capital para que el plato sea rico. No tiene que ser aguachenta; si optás por tomate, que preferentemente sea fresco. Y cociná las albóndigas durante un período de una hora y media, o dos horas, tapadas y a fuego bien bajo. Un chorrito de vino blanco nunca queda mal.

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