5 restaurantes del Barrio 31 para descubrir sabores de América latina

Especialistas en ceviche, un joven paraguayo que tiene los mejores chipá de la ciudad y un barista brasileño, apenas algunos de los destacados de la zona.

Por Mariano Jasovich

A pocos metros de Retiro y Recoleta, el Barrio 31 intenta hacer pie y dejar atrás los viejos prejuicios.

Con una urbanización en pleno movimiento, sus dos calles comerciales tienen opciones gastronómicas para descubrir.

A continuación un recorrido de Cucinare con el top five de recomendados:

#. Las Palmeras.

José Zapata trajo su sabiduría culinaria desde Perú hace 7 años. Arrancó con la venta de viandas a la calle y de a poco fue armando su restaurante.

Hoy ya hizo un máster en lo que ya sabía: la cocina de su país y da clases de ceviche y otras delicias peruanas.

Zapata trajo los platos estrella de su tierra natal. El lomo saltado con tropezones de papa y arroz atamalado, hecho en base a cubos de cuadril, cebolla, tomate, verdeo, cilantro, salsa especial y su acompañamiento.

Además, ofrece otras opciones como lomo al jugo con mandioca arrizotada, tallarín chita, tacacho con cecina y su ya famosísimo ceviche.

En diálogo con Cucinare, antes de arrancar su día laboral, Zapata confiesa el secreto de su admirado ceviche.

Hacer una buena leche de tigre sabrosa y condimentada. Y que el pescado esté bien fresco. Yo uso abadejo o lenguado que me trae un pescadero del Mercado Central”, revela Zapata en voz baja.

Con la cuarentena por la pandemia, Las Palmeras se lanzó al mundo de delivery de la mano de PedidosYa.

De esa manera, lograron sobrevivir y captar una gran cantidad de clientes fuera del barrio, que ahora los visitan en especial los fines de semana.

“Hacemos unos 100 cubiertos en el almuerzo y otro tanto en la cena. Con el fin de la pandemia volvieron los turistas y eso ayuda también”, se entusiasma el cocinero.

#. Mis 6 amores.

Con una cuchara de madera en la mano, Flor Ballena recibe a Cucinare en su local de comida peruana.

La mujer llegó a la Argentina hace 20 años desde Lima y arrancó a cocinar lo mismo que le enseñó su mamá en su casa natal. “Acá replicamos los platos que comemos en nuestras casas peruanas con la misma calidad y amor”, cuenta Flor.

Antes de ser madre, ya había arrancado a cocinar con un pequeño puesto en la calle. Ofrecía viandas de ceviche y pollo a las brasas a los vecinos que iban y venían por la calle principal del Barrio 31. 

“Con el tiempo fueron naciendo mis hijos y también se fue ampliando el negocio. Cuando ya supe que no quería tener más hijos, bauticé el negocio Mis seis amores”, recapitula la emprendedora. El nombre del restaurante hace alusión a sus seis hijos que se criaron en la parte de arriba del local.

Ubicado en pleno Paseo Comercial, el paso de todos los habitantes del barrio que salen hacia Retiro, ofrece arroz chaufa, aeropuerto, pollo a la brasa, pollo broaster, lomo saltado, tallarín saltado y ceviche.

La chifa aeropuerto es un plato tradicional de los hogares limeños que surgió de la fusión entre la comida china y peruana. Es muy similar arroz chaufa, pero adicionalmente tiene fideo de arroz y frijoles.

#. Cafetería Diogo.

Diogo Bianchi es de San Pablo, barista, vino directo desde Brasil y es experto en café de especialidad de la cadena Four Seasons.

Llegó a Argentina hace 7 años, enamorado de una argentina, que se convirtió en la madre de sus dos hijos.

Diogo abrió primero un puesto de venta de café en el barrio de Palermo pero no se conformó. Su objetivo era usar esta infusión como herramienta de inclusión social y dar trabajo a personas vulnerables.

Por eso abrió la primera cafetería de especialidad del Barrio 31 en diciembre de 2021. “Empecé a dar clases de barista a jóvenes del barrio para que tengan una salida laboral –cuenta el brasileño mientras saborea un flat white de su autoría–. Las primeras estudiantes empezaron a trabajar ya en nuestro local”.

“Ua empresa tiene que generar ganancias, sino no es sustentable en el tiempo, pero la intención principal es generar una cultura de trabajo y que en tres o cuatro meses se vayan los alumnos. Tienen que encontrar su rol en otra cafetería o proyecto que les permita crecer. Es un semillero”, explica Diogo en un claro portuñol.

Ysa y Luna son las dos jóvenes que están a cargo del bar en el Barrio 31. Las dos son menores de 25 años, estudiaron con Diogo y viven a pocas cuadras del local. Ysa trabajó en el McDonald’s también de la zona hasta que se decidió a estudiar para barista con el brasileño.

“La idea es que todos los productos que ofrecemos se fabriquen en el barrio. Por ahora tenemos 50% de la producción local“, afirma Diogo.

El brasileño cuenta que “en el futuro el proyecto es hasta ubicar un tostadero del grano en un lugar cercano y que lo maneje también jóvenes del barrio”.

#. Chipería Huguito. Tienda Online de Recoveco.

Hugo Bareiro tiene 27 años y ya vendía chipá en su adolescencia en pleno centro de Asunción, Paraguay. Hace 5 años vino a visitar a su novia Carolina que vivía en Buenos Aires y no se fue más.

La pareja se instaló en el Barrio 31 y arrancó a hacer lo que mejor les salía: el chipá paraguayo. Arrancaron con un puesto en la calle y luego alquilaron un local en una de las calles comerciales.

Huguito (así lo conocen todos en el barrio) revela a Cucinare el secreto de su producto. “Mucho queso sardo y fresco más la tradicional harina de mandioca”,  explica el joven mientras se le forma una fila en la puerta para comprar sus productos.

Para diversificarse, el local ofrece chipás rellenos con jamón y hasta uno con carne que puede servir como un almuerzo al paso.

Para los mediodías, Huguito también prepara la tradicional sopa paraguaya y otro producto muy popular en Asunción el mbeju. “Se trata de una tortilla que tiene los mismos ingredientes que el chipá, pero se cocina en la sartén con aceite”, cuenta el joven paraguayo.

#. Paraje Kue. Tienda Online de Recoveco.

La pasión de Ysabel Franco Benegas por la gastronomía y su capacidad de fusionar sabores paraguayos y argentinos dieron origen a su marca.

Paraje Kue es una expresión guaraní, dice Ysa, de 54 años, dueña del local. “Se resume en lo que fue”, en relación al origen de esta cocinera, que en la década del 90 emigró a Buenos Aires desde Asunción para trabajar como empleada doméstica.

Desde su nuevo local ofrece desde hamburguesas, pizzas caseras, ensaladas, tortillas de papa, wraps (fríos y calientes) hasta lemon pie, medialunas para el desayuno, scons salados y dulces con arándanos.

Su comercio ocupa uno de los espacios comerciales ubicados en la planta baja de las viviendas construidas en el barrio, donde se reubicaron a las familias que vivían debajo de la autopista Illia, en estructuras precarias (algunas, con la autopista como techo), que fueron demolidas.

Ysa arrancó a hacer empanadas para una sobrina que tenía una panadería en el microcentro porteño. Allí dejó su trabajo como maestranza en un colegio privado para hacer cada día un mayor número de repulgues a pedido.

Con la pandemia, cerró el local del centro de la ciudad y con su sobrina decidieron armar este emprendimiento. “Primero eran a pedido, luego delivery –cuenta Ysa–. Hasta que las aperturas nos permitieron alquilar este local”.


Author: MarianoJ

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