El Dorado, un regreso a los excesos de la década del ’90 con una propuesta bien glamorosa

Germán Sitz y Pedro Peña reviven el nombre de una discoteca emblemática de la década menemista con un restaurante original en el corazón de Puerto Madero.

Por Mariano Jasovich

La década del ’90 ya forma parte de la historia argentina. Fueron unos 10 años en los que reinó el 1 a 1 (un peso valía un dólar) y mientras se vivió dentro de ese relato se comía pizza con champagne, las avenidas porteñas se llenaron de limusinas y la arquitectura menemista cubrió todo de dorado

En esos años, también nació Puerto Madero como barrio, con sus calles prolijas, los rascacielos que rodean la Reserva Ecológica de Costanera Sur y los viejos galpones del puerto reconvertidos en departamentos y oficinas de lujo.

Con todos esos recuerdos de la década menemista en la mente, el dúo de German Sitz y Pedro Peña (dueños los emprendimientos Niño Gordo, La Carnicería, Paquito, Chori, y Juan Pedro Caballero) se embarcó en un nuevo proyecto, esta vez para rememorar los 90 en el corazón de Puerto Madero.

Así nace El Dorado, cuyo nombre es una referencia a una de las discotecas icónicas del 1 a 1, propiedad de un emblema de la noche de aquellos años, Sergio de Loof.

Fue la primera discoteca que contrató drag queens y transformistas, y en su pista se podían cruzar la cantante de cumbia Lía Crucet, Pablito Ruiz y Andrés Calamaro. Un cóctel que maceró la cultura del exceso de la década menemista.

En diálogo con Cucinare, Sitz explica que tenían “la locación en Madero y a partir de ese momento se nos ocurrió el concepto del nuevo emprendimiento. Los 90 son una década que no está muy usada por los restaurantes y bares, que se focalizan más en los 80 o los 20”.

Al ingresar al local, todo recuerda la era menemista: desde las sillas, los bordados de las servilletas, los platos y hasta la escultura de una media res en la puerta todo es de color oro.

Pero la idea de la dupla no es hacer un cliché de los ’90 con fotos de Diego Maradona o la de Carlos Menem junto a los Rolling Stones o Madonna. “El objetivo es rememorar el espíritu de excesos de los ’90, pero no la estética”, asegura Germán.

Menú noventoso

Los platos llegan en bandejas de porcelana con filigrana dorada, otro detalle cuidado de Sitz y Peña en su nuevo emprendimiento. Como entrada se puede elegir un clásico de los noventa como el salmón rosado, berro, melón, miel de caña y una emulsión “verde”.

En el camino de recrear el espíritu de la era menemista en la carta, también está el vitel toné de bondiola con papas pay de batata, el tuétano con pasas de uva rubias, caviar y cebolla; la terrina de osobuco y rabo.

En ese sentido, Sitz resalta uno de los platos creados especialmente que para él recrea los ’90 en espíritu y estética. Las mollejas laqueadas con salsa de naranja, pechugas grilladas y uvas en pickles. “Creo que es una opción de combinación de sabores que recrea bien lo que fue esa década”, resalta Germán a Cucinare.

El Dorado ofrece también uno de los platos emblema de esos años, la suprema Maryland. Allí aparece el exceso en los ingredientes. Se trata de una milanesa de pollo que sale con varias guarniciones: crema de choclo, morrón asado, papas fritas, huevo frito y banana empanada y frita. Algunas versiones le agregan jamón, panceta y arvejas.

Es una combinación de una comida de los Estados Unidos que tuvo un toque francés a partir de la versión del chef Auguste Escoffier. Este plato figuró en la carta que se sirvió en el comedor de primera clase, en la última y fatídica noche del Titanic. En los ’90 se servía tanto en los bodegones como en restaurantes de categoría.

La década 90 también fueron fiesta y noche. Por eso, el emprendimiento de Sitz y Peña ofrece una carta de tragos que aluden a esos años. La barra está comandada por Esteban Varela de Tres Monos y se puede degustar los tragos en sillones dorados.

El cóctel emblema es el “1 a 1” que trae gin, sauco, hucatay, limón, y espumante (clave en los ’90). Otras opciones: “Sin Un Mango” (vodka, mango, maracuyá) y “DGI” (whisky, ananá, lima).

Para Sitz y Peña, El Dorado es la cabeza de playa de nuevos proyectos. “El objetivo es crear un corredor gastronómico en Puerto Madero –se entusiasma Germán–. Nos interesa porque es una zona virgen en propuestas”.

Así, con un primer paso dedicado a la década del ’90, El Dorado es el desembarco de esta exitosa dupla gastronómica en una zona que promete mucho tras la vuelta de los turistas internacionales pospandemia.


Author: MarianoJ

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