Con el verano, crecen las ganas de reuniones con amigos para compartir una cerveza o un vinito en algún bar.
Ambas son bebidas alcohólicas con una alta graduación y cabe recordar que el alcohol, por lo general, no aporta ningún beneficio para la salud. Razón por la que su consumo siempre debe ser moderado.
Tanto el vino como la cerveza tienen calorías por el alcohol y el azúcar que presentan en su composición. Sin embargo, por cada 100 gramos, el vino aporta 78 calorías, más del doble que la cerveza, que aporta 33 calorías.
De estos datos se deduce que la cerveza, consumida en la misma cantidad que el vino, engorda menos.
Aunque esta conclusión no es del todo exacta, ya que es frecuente que la cantidad de cerveza que se consume sea mayor que la de vino.
Así, una lata de cerveza suele tener casi 150 calorías, más 10 gramos de hidratos de carbono y 13 gramos de alcohol.
Si te gusta el vino, mucho mejor elegir el vino tinto de más de dos años. Sobre todo por el azúcar, cuanto más joven sea el vino más azúcar tiene.
El vino blanco tiene más azúcar que el tinto, por lo que es mejor elección si estás realizando una dieta.
En cuanto a los beneficios una copa de vino al día puede ser beneficiosa para el organismo ya que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y es un potente antioxidante.
Sus beneficios provienen de los polifenoles presentes en el vino tinto que reducen la inflamación y limpian las sustancias químicas perjudiciales.
Además tiene propiedades antiinflamatorias debido a su alto contenido en quercetina.
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