El sodero, un oficio que resiste con la entrega puerta a puerta de sifones y bidones de agua

Aunque el consumo fue cayendo, todavía se reparte soda a domicilio.

Muchas veces los extranjeros que visitan Buenos Aires se sorprenden por la pasión porteña por el sifón de soda.

Pese a que no es un invento exclusivo argentino (en Italia también se usa), no existe otro país en el que esté tan extendido su uso.

Detrás del mate, la soda fue por muchos años una de las bebidas más consumidas en el país. Por eso surgió un oficio que resulta clave en el proceso: el sodero.

Desde mediados del siglo XX, se extendió este trabajo que consistía en el reparto de los sifones casa por casa en todos los barrios porteños.

Se trata de uno de los oficios de reparto que se mantienen, dado que otros, como por ejemplo el delivery de leche, fueron desapareciendo.

Más de 100 litros anuales per cápita. Ese era el promedio de consumo de soda en la Argentina en los años dorados. El récord histórico, sin estadística exacta, aseguran que fue en el año de 1992, en medio de la crisis del cólera, que hizo mucha gente evite el agua de grifo y se pase a las embotelladas. 

De aquellos gloriosos cien litros, hoy se estima que el consumo ronda los 40 litros, producidos por unas 4.000 soderías en todo el país.

El oficio sobrevivió con la incorporación del reparto de los bidones de agua que se sumaron a los sifones que ya no son de vidrio. Ahora vienen de plástico. Ya no existe el peligro de que exploten como se asustaba a los niños en la década del 70.

Tan relevante fue el sodero en la vida cotidiana de muchos argentinos que el personaje llegó a la ficción televisada, con El sodero de mi vida, la tira diaria que producía Pol-ka para eltrece.

Pese a los cambios, en muchas calles porteñas todavía se puede ver al camión de reparto parado en doble fila y al trabajador bajando los cajones o, ahora, también los bidones para entregar los productos.


Author: Cucinare

Comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.