El restaurante porteño que tiene a la papa como emblema de su menú: platos con toppings especiales y la sorpresa del postre

Visitamos Mala Papa para revelar los secretos de sus preparaciones.

En un mundo donde las papas fritas reinan como guarnición universal, están los que decidieron darles un papel protagónico y reinventarlas desde cero. Es el caso de Mala Papa, un local donde la papa no es el acompañamiento, sino la estrella del menú.

Acá las papas no se fríen, se hornean hasta lograr una piel dorada y crocante, y un interior suave que se convierte casi en un puré enriquecido con manteca y aceite de oliva. El resultado es una base ideal para combinaciones audaces y bien pensadas.

Por eso visitamos la cocina de Mala Papa para conocer sus secretos. Dentro del menú, la versión más popular es la de bondiola desmechada, pero hay mucho más: milanesa de cerdo a la napolitana, chorizo a la pomarola, osobuco braseado a la sidra o incluso una propuesta vegana con nuggets de soja texturizada, queso de papa y kimchi.

Detrás del concepto está Maxi Fernández, tatuador de profesión y alma creativa de este proyecto. En Mala Papa, la propuesta gira en torno a papas rellenas con toppings tan originales como sabrosos. Actualmente, el menú ofrece siete variedades.

Para arrancar, hay entradas pensadas para compartir: berenjenas asadas con miel y mascarpone o un hummus de remolacha. Y en los principales, la creatividad se desata: pollo thai, mortadela con cajú y stracciatella, caponata con portobello, vacío con bocconcini o un clásico osobuco.

El final dulce también sorprende: crème brûlée con reducción de frutos del bosque, servida nada menos que dentro de una batata. Porque acá, hasta el postre tiene raíz.


Author: Martina

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