Rock y milanesas. Esa es la fórmula del éxito que encontró Norberto Meza, dueño de uno de los más valiosos secretos gastronómicos del barrio de Almagro. Don Ignacio, así se llama su boliche, abrió hace casi 15 años sobre la avenida Rivadavia y tuvo su época de mesas y vasos vacíos, noches demasiado cortas. Hasta que intuyó la manera de atraer la clientela, que hoy llena el local: milanesas, unas 34 variedades, mejores que las que se pueden comer casi en cualquier casa.
El tamaño es generoso y desborda el plato, sobre todo si trae mucho queso o alguna salsa por arriba. Norberto, todo un especialista en este clásico rioplatense, tiene algunas mañas para prepararlas. La carne debe ser siempre nalga porque es más tierna. Le hace unos pequeños cortes para que no infle durante la cocción y las pasa dos veces por pan rallado y una vez por una mezcla de huevo, bastante perejil y mucho ajo.
“Al huevo no le agrego nada, ni leche, ni soda”, detalla. Otro secreto, elemental, es la frescura de todos los ingredientes y la claridad del aceite en el que se fríen. “Ni freezer ni heladera, yo hago todo el momento”.
Entre las más pedidas, están todas las que tienen cebolla y panceta (¡cómo no!) y la clásicas a caballo y napolitana (o la napolitana que viene con tomates en rodajas).
Aunque el cliente que se acerca a probar la superioridad de las milanesas de Don Ignacio la pide sin nada, tradicional, y al plato.
También están las variedades más lúdicas, que recuerdan a las pizzas: fugazzeta, calabresa, con roquefort, con anchoas, caprese. Y de, tanto en tanto, salen algunas rarezas como la “milanesa vigilante”, con dulce de membrillo, solo para excéntricos.
Algunos clientes también se inclinan por las tortillas o las empanadas de carne, otros imprescindibles de la carta.
Considerada una de las mejores de la ciudad, en Don Ignacio las milanesas rockean. Y lo hacen en su ambiente ideal: atiborrado de tapas de discos, afiches, carteles y demás memorabilia musical, entre las cuatro paredes del restaurante de Almagro (Rivadavia 3439) sólo suena rock (Pappo a la cabeza), blues, metal y algo de jazz. ¡Suban el volumen!
Don Ignacio abre de martes a sábados, mediodía y noche; domingos, sólo al mediodía. Para conocer la historia del templo porteño de las milanesas, seguilo a Eddie Fitte en esta nueva historia de De Barrio:
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