Parece difícil de creer, pero una ordenanza municipal prohíbe cocinar asado y pollos en los clásicos “carritos” de la calle. Lo insólito es que esa medida fue tomada en 1991 en la ciudad de Formosa, y aún hoy no se aplica.
Sin embargo, la noticia es que las autoridades municipales están decididas en cambiar la situación, por lo que empezaron a salir a la calle a relevar cuántos puestos cocinaban en la capital provincial.
La ordenanza, sancionada hace 28 años atrás, afirma que no está permitida “la venta en lugares de dominio público del ejido municipal, de asado a la parrilla y/o a la estaca, de carnes vacunas, porcinas, ovinas, caprinas, pollos, chorizo, morcilla y/o cualquier otro producto alimenticio cuya cocción se realice en el lugar”.
El objetivo de la prohibición es esencialmente bromatológico, y contempla que los vendedores ambulantes se trasladen a predios especialmente acondicionados para tal fin, que estén autorizados por el municipio, tengan libreta sanitaria y paguen una tasa de inspección equivalente a 800 pesos.
Sin embargo, el anuncio de la medida generó un gran revuelo entre los comerciantes, lo que obligó a las autoridades a aclarar la situación. “De ninguna manera la Municipalidad persigue a los vendedores ambulantes”, indica Jorge Tarantini, director formoseño de Bromatología.
Y agregó: “He hablado personalmente con muchos vendedores y entienden la situación, en el caso de quienes elaboran comida, que tienen que tener su libreta de sanidad nunca lo tomaron mal”.
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