Mongolia, uno de los países más cerrados y atrasados de Asia, se puso nuevamente en alerta máxima luego de que se detectara un caso de peste bubónica en un paciente que había comido una marmota.
Hace dos meses atrás, dos personas murieron de este virus tras haber ingerido carne de marmota en la región de Tsetseg (oeste del país), obligando a todos a cerrar la zona y a revisar a casi 200 personas que habían estado en contacto con ellos.
Pero ahora, nuevamente surgió un brote de peste bubónica, la temible peste negra que, en la Edad Media, acabó con la mitad de la población de Europa.
El nuevo caso detectado corresponde a un hombre de 38 años, residente de la región occidental de Tosontsengel, quien ya fue internado y aislado, mientras se buscan a las personas que pudieron haberse contagiado.
El problema se genera porque en Mongolia, al igual que en China, mucha gente se alimenta con animales salvajes, y la marmota es considerada un manjar. Además, se cree que su carne es buena para la salud, por más que su caza esté prohibida y las autoridades mongolas traten infructuosamente que los habitantes del país dejen de consumirla.
Pero como muchos de estos animales poseen pulgas que están infectadas con la bacteria yersinia pestis, que provoca la peste bubónica, su solo consumo provoca que los seres humanos se contagien y propaguen la enfermedad.
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