Cuatro pastas distintas en un solo plato, la receta que consagró a un restaurant que todavía no pudo volver a abrir

Los fanáticos de esta generosa selección de pastas esperan la reapertura de Broccolino.

Antes del inicio de la cuarentena, cuando los colectivos circulaban por el Microcentro de la Ciudad de Buenos Aires, aquellos que iban por Esmeralda hacia el Bajo y llegaban a la esquina de la Av. Córdoba, solían detenerse frente a un agradable restaurant cuyos dos salones tenían mesas redondas cubiertas por manteles cuadrillé, cual auténtica trattoria italiana.

Se trata de Broccolino, establecimiento cuyas puertas abrieron en febrero de 1985 y que en poco tiempo se transformó en un suceso gastronómico porteño.

La exitosa propuesta es obra de la familia Trio, oriunda de Livorno, que arribó a las costas del Plata a mediados de la década de 1950. No eran improvisados, porque venían de administrar un restaurant en el puerto de Livorno. La tercera generación actualmente comanda el restaurant, heredera de muchos de los sabores que los abuelos trajeron en su bagaje, pero que supieron adaptar a los paladares locales.

Entre los platos más demandados de la casa, se encuentran los calamaretti Broccolino, las berenjenas rellenas a la parmesana, el tagliatelle nero di sepia y varios más. Pero hay una de esas preparaciones que, por lo suculenta y atípica, llama la atención. Se trata de la selección de pastas, una generosa fuente que tiene cuatro pastas separadas por tostadas, a modo de biombo.

Es un plato para compartir del que pueden comer dos comensales, e incluso tres y hace honor a la tradicional abundancia que durante muchas décadas marcó a la cocina argentina.

Las pastas varían según la elección del comensal y la disponibilidad de la casa, pero por lo general hay ravioles con pomodoro, sorrentinos con bolognesa, tagliattelle con carbonara y ravioles con pesto. Y es el ítem que figura séptimo entre los platos favoritos de la fiel clientela.

Actualmente, debido a la pandemia por todos conocida, Broccolino sufre un cierre temporal. Las mesas están tendidas y el salón sólo espera que pase el azote del virus para reabrir y recibir al caudal de clientes que siempre supo tener.

¿Tuviste la oportunidad de ir a Broccolino?