Cierra Monte Olivia, una tradicional heladería de barrio
Objeto de culto de generaciones de fanáticos, la pandemia obligó a los dueños a decidir el fin del negocio.
En materia de heladerías artesanales, la ciudad de Buenos Aires cuenta con sobrados activos. Con el punto de partida enriquecido por una inmigración italiana que aportó tanto el know how en la fabricación de este producto, como así el gusto por las cremas heladas.
Por eso es tradición que muchos barrios tengan sus heladerías favoritas, locales emblemáticos donde los vecinos desde hace décadas se abastecen de potes de kilo, medio kilo y cucuruchos, entre otras.
Pero hasta los negocios más fuertes y entrañables padecen la secuela de la crisis. Es el caso de Monte Olivia, la famosa heladería de Devoto, que luego de una trayectoria de 55 años, acaba de decir adiós.
Monte Olivia, ubicada en una esquina de la Plaza Arenales del barrio porteño de Villa Devoto, es toda una institución en el barrio, al punto que Freddo tuvo que batirse en retirada cuando intentó competir abriendo una sucursal en un local aledaño. Aún así, recientemente surgieron otros competidores de peso como Rapanui y Lucciano’s, con una propuesta más moderna y actual.
Monte Olivia estuvo comandada por el maestro heladero José Giuffrida, que guarda sus recetas bajo cuatro llaves. Los helados más logrados, según afirma la gente de la casa, eran la crema tramontana, el chocolate suizo y el sambayón con almendras. Era común ver colas de vecinos en la esquina de Fernández de Enciso y New York, para hacerse de los sabores favoritos, aún en invierno.
En su carta de despedida, la heladería explicó los motivos de su cierra, que a continuación reproducimos: “Hoy debido a la complicada situación económica que nos toca vivir originada por la pandemia y sumado al hecho circunstancial de que nos han fijado un alquiler excesivo en dólares, que nos resulta insostenible para nuestras finanzas, no podemos continuar con la historia de nuestra querida heladería. Es por ello que acudimos a vuestra memoria colectiva para recordar los gratos momentos vividos en Monte Olivia y así mantener presentes esas imágenes, como una postal frente a la plaza Arenales, de algo que disfrutamos mucho en cada momento vivido”.
Y concluyen el mensaje de la siguiente manera: “La despedida no es fácil y trae congoja a nuestros sentimientos y espíritu, pero debemos ser fuertes y recordar que afortunadamente las penurias nos son eternas, por eso nosotros preferimos guardar los momentos positivos y decirles a todos muchas gracias y hasta siempre”.
Cucinare conversó con Gabriel Famá, presidente de AFADHYA (Asociación de Fabricantes Artesanales de Helados y Afines), quien dice que “el cierre de Monte Olivia es una pena, una pérdida. Estas heladerías de barrio son íconos, hitos que hicieron crecer el consumo del helado artesanal. Desde la década de 1940 y 1950 que posicionando el producto en la mente y los corazones de los vecinos. El helado es el único producto que tiene trazabilidad afectiva; desde chico que uno fija aromas y colores que jamás olvidará”.
¿Tuviste la oportunidad de probar los helados de Monte Olivia?
Author: Cucinare
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