Mercado Central: una recorrida diferente de la mano de dos buscadores de productos en un espacio único que tiene vida propia

Te contamos la historia del mercado y lo visitamos con dos guías de lujo para conocer todos sus secretos en una nueva edición de #CucinareExplora.

Un mercado es un lugar de disfrute para los cocineros. Allí encuentran productos de estación de calidad y a buenos precios, el mejor comienzo para una buena carta.

El Mercado Central de Buenos Aires se ha convertido en un espacio único, un verdadero universo para la distribución y comercialización de frutas, vegetales y otros productos.

Pero la historia de los mercados centrales argentinos comienza lejos de Autopista Ricchieri y Boulogne Sur Mer, en Tapiales, provincia de Buenos Aires.

El primero de abril de 1893 se inauguró el primer Mercado Central de Buenos Aires, Mercado de Abastos en el centro porteño, ubicado en zona de quintas de Balvanera, cerca del ferrocarril, a mitad de camino entre La Boca y Olivos, zonas productoras de frutas y verduras.

Archivo:Mercado de Abasto (1925).JPG

Era la época en la que la inmigración europea empezaba a poblar Argentina. Con los años ese lugar fue quedando chico y así fue que en 1934 desembarcó en el solar que desde 1998 ocupa el Abasto Shopping, en coincidencia con la llegada de la línea B de subterráneos.

El famoso Mercado del Abasto volvió a quedar chico y en 1984 finalmente inauguró el Mercado Central de Buenos Aires, en Tapiales, espacio que estaba en construcción desde 1970.

Buscadores del Mercado Central

Actualmente, unas 13 millones de personas consumen los alimentos que pasan por el Mercado Central. De acuerdo con cifras oficiales, unas 106.000 toneladas de frutas y verduras se comercializan por mes allí.

Diez mil personas recorren por día los 900 puestos ubicados en los 18 pabellones, donde llega la mercadería en 700 camiones cada jornada.

Esa dinámica fascinante es protagonista de una nueva edición de #CucinareExplora: decidimos visitar el Mercado con dos guías de lujo, los emprendedores de Ocho Seis Central.

Este proyecto, creado por Facundo Kreiman y el chef Pablo Savio, funciona como un nexo entre los cocineros y los mejores productos del mercado.

El Central tiene un amplio sector de venta minorista en el cual se puede comprar de a una cebolla o de a medio kilo de asado, no es necesario comprar grandes bolsones para conseguir buenos precios y buena mercadería.

La diferencia de precios es de casi un 50% en la mayoría de los productos frescos y de un 25% aproximadamente en productos de almacén, limpieza, perfumería, bazar, etc.

De la mano de Matías y Pablo recorrimos los pabellones para descubrir el pulso del lugar, sus personajes y cómo ellos encaran la relación con los puesteros, a quienes le compran los productos que después llevarán a los clientes de Ocho Seis Central.

Un mercado con vida propia

El gran fuerte del mercado es la verdura. La variedad de puestos hace que alguien que conozca los pasillos pueda ser un buen guía. También hay carnicerías y puestos de venta de quesos y fiambres. Alguna pescadería y muchos productos de almacén.

El galpón de venta minorista abre todos los días de la semana de 8 a 17 y los fines de semana de 7 a 18.

Dentro del mercado hay bancos, estaciones de servicio, parrillas; una ciudad en sí misma. Así, después de la compra se puede almorzar también a muy buen precio.

La oferta de comida callejera del Mercado Central es variada y de altísima calidad porque naturalmente se elabora a partir de los productos del lugar.

Allí, resalta Las chicas de la 3, un puesto que vende tortillas especiales rellenas de jamón y queso y que adquirió fama regional a partir de su aparición en Street Food Latinoamérica, la serie documental gastronómica de Netflix.


Author: Cucinare

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