El bodegón del conurbano que nació para darle de comer a obreros de una automotriz y sigue en pie dirigido por la misma familia

Copetín Fiat ahora lo comanda Gregorio, quien dejó la abogacía para ponerse al frente del negocio fundado en 1965.

En la zona se respira barrio. Este bodegón está ubicado en la esquina de Wenceslao de Tata y Cervantes, localidad de Caseros, pleno conurbano bonaerense.

En 1965 nació como Copetín Fiat y hoy se mantiene inalterablemente ajeno a las modas que fueron variando durante los últimos 58 años.

La familia Papaianni lo fundó y lo sigue manejando. Surgió como idea de comida al paso para la fábrica de Fiat, que en ese momento funcionaba en la zona.

Los hermanos Carlos y Antonio siguieron el camino de Don Francisco y Doña María, sus tíos, y abrieron el bar justo al lado del almacén que ya vendía comidas y bebidas para los obreros de la automotriz.

Se vendían sándwiches, bifes a la plancha, milanesas o hamburguesas al plato.

Copetín Fiat siempre se destacó por la calidad de los productos y por la generosidad a la hora de servirlos.

Ahora el que está al frente es Gregorio, quien siguió los pasos de sus padres. Antes, se recibió de abogado y fue también músico.

Además de los trabajadores de la Fiat, otros de los visitantes del local eran pilotos de carreras que se acercaban a la fábrica. Así, pasaron por allí Gastón Perkins, Cocho López o Gabriel Raies, por ejemplo.

Uno de los nuevos clásicos es el sándwich de jamón crudo, y también el postre vigilante, con queso y dulce de batata.

En la actualidad, los platos más requeridos son los sándwiches de bondiola o paleta braseadas, los guisos de otoño/invierno, las empanadas fritas, las tartas de verduras asadas, los arancini y, para un poco de dulce, la tarta de ricota, los cannelés, los macarons, la crack pie de dulce de leche y cheesecake helado.


Author: Cucinare

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