La UNESCO declara Patrimonio Cultural de la Humanidad a la cocina italiana: opinan tres expertos argentinos

Los responsables de Osteria Raggio, Sottovoce y La Piccola celebran la noticia y cuentan su visión del signifcado de Italia en nuestra cultura gastronómica.

La cocina italiana suma un hito histórico: la UNESCO la declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad durante una sesión en Nueva Delhi.

No se trata sólo de reconocer recetas o productos, sino de poner en valor un modo de vivir la gastronomía que atraviesa a las familias, que se transmite en la mesa y en los gestos, y que conserva técnicas artesanales que forman parte de la identidad italiana desde hace generaciones.

El organismo destacó que esta tradición integra materias primas específicas, prácticas comunitarias y un estilo de vida que refleja historia, lenguaje y rituales compartidos.

Italia celebró el anuncio como un reconocimiento colectivo. Desde la primera ministra Giorgia Meloni, que habló de “un logro histórico” que honra a todo el pueblo italiano, hasta los productores y cocineros que sostienen día a día esa identidad culinaria, el mensaje fue unánime: la cocina italiana no es sólo un patrimonio gastronómico, sino cultural y social.

Un estilo de vida admirado en todo el mundo y que, en países como Argentina, encontró un lugar privilegiado, moldeando costumbres, sabores y memorias afectivas que siguen vigentes.

Una tradición que viajó de Bologna a Buenos Aires

Para Sebastián Raggiante, chef nacido en Bologna y propietario de Raggio Osteria, el anuncio llegó en un momento en que la cocina italiana atraviesa “un renacimiento” global. Habla de una gastronomía que se expande sin perder su esencia, que se replica en el mundo y genera nuevas versiones a partir de los platos originales. “Es una tradición inmortal”, dice, y asegura que el reconocimiento pone en valor a esa “madre culinaria” que nutrió a tantas culturas.

En Argentina, cree, el impacto es emocional además de gastronómico: familias enteras crecieron con recetas italianas que forman parte de su identidad. Raggiante menciona las cocinas romana, toscana y, sobre todo, la emiliano-romañola como las más representativas; reivindica a Bologna como “capital gastronómica de Italia” y señala tres platos que deberían existir en cualquier mesa del mundo: tagliatelle a la boloñesa, tortellini y spaghetti alla carbonara.

Para él, ingredientes como el guanciale, el pecorino, el pomodoro, la mozzarella, la burrata y las verduras nobles cuentan la verdadera historia del sabor italiano.

Recetas que nunca desaparecen

Una mirada similar comparte Gastón Caretti, director gastronómico del grupo Sottovoce. Para él, la clave de que la cocina italiana sea Patrimonio de la Humanidad está en su permanencia y en la manera en que atraviesa generaciones.

“Es un fenómeno mundial que no sólo perdura: evoluciona”, explica. Habla de recetas que nunca desaparecen, que siguen vivas en las casas, en los restaurantes y en la memoria afectiva de millones de personas.

En Argentina, dice, ese vínculo es aún más fuerte. Lo define como algo “arraigado en nuestros genes de concepción”, parte de un ritual que se repite sin que uno lo note. Cada domingo con pasta, cada discusión sobre cómo debe ser una salsa, cada plato transmitido por las abuelas: todo eso construye una tradición que, según Caretti, merece ser reconocida y cuidada.

Desde La Piccola, también ven el anuncio como un gesto profundamente simbólico. Para su equipo, recibir esta noticia “es como ganar la Copa del Mundo”, una confirmación de que lo que ofrecen cada día es más que comida: es memoria y pertenencia. Hablan de sonidos, aromas y gestos que definen la italianità, desde la salsa cocinándose en la olla hasta la mesa larga del domingo.

Aseguran que el reconocimiento invita a valorar la autenticidad -la diferencia entre un buen pecorino y cualquier queso de rallar- y despierta curiosidad por las recetas regionales. También ponen el foco en los ingredientes que consideran sagrados: aceite de oliva extra virgen, tomate, albahaca fresca, Parmigiano Reggiano y la pasta fresca hecha a mano.

Entre sus platos emblemáticos mencionan el tonnarello cacio e pepe, la lasagna alla bolognese y el tiramisú, que para ellos encarnan la simpleza, el tiempo y la tradición que hicieron de esta cocina un ritual transmitido entre generaciones.

En todas las voces se repite una misma idea: la cocina italiana no fue declarada patrimonio por sus ingredientes, sino por la cultura que construyó alrededor de ellos.


Author: Cucinare

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