Seguramente, Filípides jamás se imaginó cuando corrió, en el siglo V antes de Cristo, los 42 kilómetros que separaban a Maratón de Atenas, que podía dar la noticia de la victoria de su ejército ante los persas, deteniéndose en el camino para degustar unos quesos y unas copas de vino. Su carrera hubiera sido mucho más reconfortante e, incluso tal vez, no hubiera caído muerto luego de comunicar la buena nueva. Por lo menos, en Francia decidieron homenajearlo con una carrera mucho más hedonista y divertida que las tradicionales maratones.
Se trata de la Maratón del Médoc, que se realiza todos los meses de septiembre (ya van 33 años que se organiza) y que atraviesa la región vinícola francesa, con paradas para los corredores donde pueden recuperar las energías perdidas comiendo quesos, ostras, foie gras y bebiendo vino tinto.
Cada año, la carrera es temática, por lo que los participantes se disfrazan según el tema que les toque, que puede ir desde “cuentos y leyendas” a “parque de diversiones”. El placer de recorrer senderos rodeados de viñedos y bodegas (muchas de ellas emplazadas en verdaderos castillos) completa la idílica prueba, que muchos disfrutan más que los verdaderos corredores.
¿Te gustaría participar de una maratón así?
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