Minicake, la torta que se puso de moda a la hora del té

Por qué las tortas individuales han ganado tanto espacio.

“Mi reino por una porción de torta”, podría haber sido la frase de la versión golosa de Ricardo III. En algún momento de la vida, ¿quién no hubiera dado todo por hacerse de un dulce bocado? Para los amantes de la pastelería, te contamos cuál es la tendencia que se fue afirmando en gastronomía en los últimos tiempos.

Durante muchos años, las tortas eran pantagruélicas, pesadas, imponentes, y cuanto más grandes fueran, tanto mejor. Sin embargo, los vientos han cambiado y está sucediendo el fenómeno contrario: la tendencia apunta al crecimiento de las tortas individuales o minicakes.

¿Por qué? Porque la lógica de la mini torta es brindar al cliente un producto individual, -donde le llegue la frutilla de la torta-. Es que en el minicake uno encuentra todo lo que le gustaría tener de una porción de torta: la decoración, todos los sabores y tiene el tamaño de una porción de torta normal, junto con la asepsia de no haber sido cortada por un cuchillo usado para otros menesteres.

Además, uno tiene la certeza que no es la sobra de la última porción de la torta; conceptualmente tiene que ver con un postre de restaurant, elaborado para un sujeto es especial, que con la clásica torta porcionada que se comparte.

La minicake es, a fin de cuentas, una pieza individual que va al consumidor en particular y eso le da un valor agregado importante. Es consecuente en un mundo moderno donde todo es exclusivo, personalizado e individual, características apreciadas por el nuevo consumidor millennial o centennial y la mini patisserie se ancla muy bien con estos principios.

A diferencia de lo que está pasando con la estética, en materia de ingredientes y sabores, hasta hace tres años atrás en el mundo estaba de moda lo innovador, lo vanguardista, como los aromas a lavandas y a rosas, la mezcla de hierbas aromáticas como laurel, tomillo, aceite de oliva en las preparaciones dulces. Esta moda casi estrafalaria que se dio fuerte en España no hizo pie en la Argentina, donde se produjo una revalorización de “los productos de siempre”, como la buena esencia de vainilla, el buen chocolate, el buen dulce de leche, es decir, que acá no hubo necesidad de innovar en cuanto al sabor, sino más bien en la “arquitectura” y en las texturas. Lejos estamos aún del “caviar de remolacha sobre cake húmedo de chocolate y wasabi”, aunque nunca se sabe…

¿Te gustan las minicakes?


Author: Cucinare

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