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Pimiento de Piquillo, pasión de vascos

Te contamos sobre este producto que tanta demanda tiene en el pequeño universo gourmet.

Si existe un pueblo europeo realmente singular, esos son los vascos. Se cuenta que un noble francés quiso alardear con su abolengo, y dijo: “Mi familia tiene sus orígenes en el siglo IX”, a lo cual le respondieron: “pues nosotros, los vascos, no procedemos de ningún lado”, porque se sabe que los vascos están arraigados a su terruño hace al menos 15.000 años.

Esto quiere decir que tienen una identidad y cultura muy marcados, que se ve perfectamente reflejada en su cocina.

Una de las debilidades del pueblo euskera son los pimientos de Piquillo, manjar como pocos, y sólo para algunos pocos. Esto es lo que son los pimientos del piquillo, originarios de Lodosa, País Vasco, e hijo de los chiles traídos de América. Se comen asados, fritos o en tortilla y se llevan muy bien con los pescados azules. También son muy ricos cuando se rellenan de atún, bacalao o morcilla.

Su nombre le viene por su peculiar terminación en punta retorcida. Es corto y pequeño, de no más de 10 cm de longitud, de forma triangular y color rojo. Su carne es delgada, tersa y brillante, y suelen crecer sobre la ribera del Ebro.

¿Cómo es el proceso para que lleguen de la planta a la mesa? Estos pimientos se cosechan, se clasifican y se limpian. Luego se los manda a asar en un horno de leña. Claro, porque el ahumado de este producto es fundamental para el resultado final, ese ahumado sutil y pungente, tan característico (crudos son demasiado amargos para consumir). Es que, sobre las brasas de la leña, la piel se carboniza, pero el interior queda tierno.

Posteriormente se les quita la piel, que se hace mediante un arduo y trabajo manual que en parte explica el porqué de su elevado precio. Para limpiar los pimientos, los trabajadores emplean unos paños suaves; con cuidado y esmero terminan la limpieza para finalmente envasarlos en frasco o lata.

Antes era común encontrarlos en los restaurants vascos de la Ciudad de Buenos Aires, pero desde que se restringieron las importaciones de alimentos por el elevado costo del dólar, la cosa se complicó bastante. No obstante, algunos pequeños productores están tratando de reproducirlos con bastante éxito en la provincia de Mendoza.

¿Alguna vez probaste estos pimientos?

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