Supermercados: así nació el “sírvase usted mismo”

Te contamos cómo y dónde surgió esta manera de comprar, y por qué está volviendo el almacén.

Lo que hoy a cualquiera le parece el acto más natural, como cruzar el umbral de un supermercado, tomar un carrito y realizar las compras, hace no muchas décadas atrás era algo impensado, casi de ciencia ficción.

Es que el supermercado representa un cambio radical en los hábitos de compra, ya que durante siglos se realizaban en los mercados locales. Hasta mediados del siglo XX, lo normal era que los clientes acudiesen a los puestos de venta, con sus secciones dedicadas a las carnes, pescados, verduras y frutas. Los lácteos se compraban en la lechería y los panes en la panadería. También había comercios que ofrecían artículos no perecederos atrás del mostrador. Uno conocía a su proveedor por el nombre, acostumbraba a conversar con él y era común tener una cuenta corriente que, en no pocos casos, se pagaba “a mejor fortuna”.

Si bien algunos atribuyen el invento del supermercado a un tal Clarence Saunders, quien creó en 1916 una cadena de almacenes llamada Piggly Wiggly, el que formalmente se puede atribuir este lauro es Michael Cullen, que el 4 de agosto de 1930 abrió el supermercado llamado King Kullen, en un antiguo garage de 560 m2, en Queens, Nueva York. Seis años después, Cullen murió pero dejó 17 locales en pleno funcionamiento.

Las características típicas del supermercado son la venta en masa, la capacidad de abastecerse uno mismo y la venta por impulso, con el objeto de abaratar los costos operativos debido a que se requiere menos personal. Por otro lado, las grandes cantidades de mercadería apiladas o exhibidas en góndola tienen como objetivo incrementar las ventas ofreciendo productos a bajo costo.

Los productos suelen estar estandarizados y empaquetados. Se ofrecen productos secos, frescos, congelados y precocinados, así como mercadería de rubros ajenos a la alimentación. Se paga en una línea de cajas una vez que uno se apersona con su carrito o canasta, que previamente habrá tomado al ingresar al negocio.

El problema es que los supermercados amenazan con absorber a los minoristas, fenómeno que no sólo sucede en la Argentina, sino en el resto del mundo, porque combinan su gran tamaño y oferta con la comodidad del negocio de cercanías.

En el país, el almacén de barrio y las pequeñas superficies sufren no sólo la presión de supermercados e hipermercados, sino también el crecimiento de los supermercados chinos, que tienen gran poder a la hora de negociar la compra. Afortunadamente, desde los gobiernos municipales se está estimulando el desarrollo de ferias y mercados barriales, donde el consumidor compra directamente al productor.

¿Y cómo nació el supermercadismo en la Argentina? Según la CAS (Cámara Argentina de Supermercados), el primer establecimiento que respondió a estos cánones fue La Estrella Argentina, fundado en Mar del Plata en el año 1951 por el inmigrante español Bernardino Brasas.

En sus comienzos, el local funcionó como un almacén más, con personal atendiendo en mostradores, pero luego el dueño puso un gran cartel que decía: “Sírvase usted mismo y pague a la salida”, algo que hoy parece una obviedad pero que, en su momento, fue revolucionario, la famosa “compra por impulso”. Incluso llegó a tener su marca propia, llamada Autoservis. En verdad que Brasas fue un pionero en la materia. El resto es historia.

¿Conocías el origen de los supermercados?


Author: Cucinare

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