“Yo no sé al día de hoy cómo financiamos esto. Pasamos seis años vacíos. El peor castigo que puede recibir un cocinero”, explica Rodolfo Guzmán sobre su restaurant Boragó, que hoy es un éxito y forma parte de la prestigiosa lista The World’s 50 Best Restaurants (se encuentra en la posición n°26), pero que tuvo unos inicios más que difíciles.
Es que el cocinero chileno intentó ser profeta en su tierra, lo que en general está reservado para muy pocos. Pero él lo logró, con una propuesta que sonó audaz desde el primer minuto: recuperar la cocina de los pueblos originarios mapuches, la misma que cocinaban hacía miles de años atrás.
“La gente pensaba que el ingrediente mapuche era ordinario. La prensa gastronómica decía que éramos un atentado a la cocina chilena”, reveló el chef en una charla con Clarín.
El resultado fue que Guzmán se convirtió en uno de los cocineros más innovadores de América Latina y, al mismo tiempo, en el que puso en valor toda la riqueza autóctona de su país. “Chile es la despensa endémica más grande del mundo, debido a geografías muy complejas y específicas: montañas muy altas, valles muy cercanos a la costa, mares muy fríos. Hay ingredientes muy antiguos e incontables: 750 tipos de algas, 300 frutos silvestres, 56 hongos que no existen en ningún lugar del mundo”, explicó.
Entre los productos que no se consiguen en ninguna otra parte del mundo están las frutillas blancas, que solo crecen 3 semanas por año, o las mini manzanas silvestres, todos productos que el cocinero se abastece con una red de 200 pequeños productores.
¿Habías oído hablar de Boragó?
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