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Fondue: secretos de una receta ideal para cuando llega el frío

Te contamos cómo tenés que hacer para que este plato de invierno te salga 10 puntos en casa.

El termómetro baja y aumentan las ganas de comer algo rico y suculento, como la fondue. Si no tenés lo utensilios para hacerla, pensá que la marmita o caquelón es una inversión para toda la vida y, en tiempos de confinamiento, la podés comprar online.

La fondue es originaria de Suiza, país que se caracteriza por sus montañas, sus inviernos nevados y una gran variedad de quesos. La tradicional (se la conoce como “savoyarde”) lleva tres clases de queso (gouda, gruyere y emmenthal; algunos reemplazan este último por raclette), y unas gotas de licor de guindas (kirsch) o vino blanco. El trío de quesos se derrite en una olla en la cocina, y luego se lleva a la marmita colocada sobre un mechero en el centro de la mesa.

Una vez que la fondue está lista, cada comensal tiene que agarrar un pincho, poner en la punta un trocito de pan previamente cortado y sumergirlo en el queso fundido. También se puede comer con champignones, embutidos, tortilla, cebollines… mucho tiene que ver la imaginación y el gusto de cada uno. El placer que da comer este plato en casa durante el invierno es tan grande como la buena onda que genera.

Pero llegaran a faltar estos ingredientes o si uno tiene preferencias carnívoras, se puede preparar la fondue bourguignonne que, en lugar de queso y pan, lleva aceite y carne vacuna, y se adereza con distintas salsas.

En este caso, hay que calentar el aceite de girasol o mezcla en la olla y cuando está listo se lleva a la marmita (te das cuenta porque tirás un pedacito de pan y se dora en menos de un minuto). Al igual que la fondue de queso, no es para comer solo, así que conviene reunir a la familia alrededor de la olla, de forma que vayan sumergiendo los pinchos con las piezas de carne vacuna del tamaño de un bocado, preferentemente de un corte trasero, que sea magro y tierno, dentro del aceite. El resultado es un verdadero manjar: el trozo de carne queda jugoso por dentro pero crocante y dorado por fuera.

El vino no puede faltar, como un buen cabernet sauvignon con la fondue de carne y un blanco seco (quizás un chardonnay) con la de queso. Conviene tomarse un tiempo ya que este plato acostumbra a comerse despacio.

¿Alguna vez hiciste una fondue en casa?

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