Pollo: 5 tips para que te salga dorado y crocante

Trucos y consejos para saber cocinar una de las carnes favoritas de los argentinos.

¿Quién no cocina pollo? Es raro que un cocinero hogareño estándar no sepa hacer una pechuga a la plancha o a la cacerola. El asunto no requiere demasiada ciencia. Pero si la cosa se trata de un pollo entero, es otro cantar. Para que te salga de 10 es que te sugerimos que tengas en cuenta los siguientes tips:

#1. Condimentos: los pollos pueden resultar insípidos o resultar gloriosos; todo depende de quién y cómo lo prepare. Un buen truco es sumergirlo en salmuera la noche antes. Antes de meterlo al horno conviene condimentarlo generosamente por dentro y por fuera con una buena dosis de sal gruesa y pimienta negra molida. Pero hay vida más allá de la sal y la pimienta, así que conviene probar aderezarlos con hierbas y especias para crear variaciones sabrosas. Algunos de los aderezos más empleados son orégano, tomillo, romero, perejil y estragón, tanto frescos como picados. También van muy bien el pimentón ahumado, comino, garam masala y cilantro.

#2. Untado y bridado: Para que el pollo asado tenga una piel crujiente y jugosa por dentro, conviene untar el ave con manteca o aceite de oliva. Ambos funcionan igual de bien le darán al pollo un auténtico “bronceado culinario” que se traducirá en una capa crujiente. Para ello hay que trabajar suavemente con los dedos entre la piel y la carne de las pechugas y las patas. Otro punto es el bridado del ave, que es atarlo de una forma envolvente para que durante la cocción el animal no pierda su forma. No es sencillo de explicar con palabras, pero en la web abundan tutoriales al respecto.

#3. Verduras, siempre: Las verduras cumplen una doble función. Por un lado sirven para el relleno ya que impregnan la carne de sabor e impiden que se seque, y por otro pueden actuar de base en la asadera, creando superficie natural para asar. Las verduras esparcidas no solo evitan que la piel del fondo del ave se pegue a la sartén, sino que también le dan sabor a toda el ave. Conviene usar una variedad de verduras de temporada, cortadas en cuartos o trozos chicos, y sin siquiera pelarlas. Algunas de la verduras y frutas que casan bien con el pollo son limón, cebolla, ajo, apio, zanahorias y nabos.

#4. Temperatura: La regla es que una temperatura alta asegurará una piel crujiente y un ave jugosa por dentro. Asá el pollo a 220° y rocialo con salmuera ocasionalmente mientras lo cocinas. Es imprescindible sacar el pollo de la heladera 30 minutos antes de cocinarlo para quitarle el frío y garantizar un tiempo de cocción más uniforme.

#5. Listo el pollo: para saber si el pollo está listo, lo ideal es usar un termómetro “pinchacarnes”, de lectura instantánea, que se inserta entre la carne de la pechuga y el muslo, evitando el hueso, que debe estar a unos 75°. Una vez fuera del horno dejalo reposar de 10 a 15 minutos. Verificá que los jugos salgan claros, sin manchas de sangre o color. Otro truco para saber si está listo es mover la pata del pollo. Si está suelta y flexible, es probable que el pollo esté listo.

¿Qué otro consejo agregarías a la lista?


Author: Cucinare

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